Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son más frecuentes en los llamados grupos core para las ITS, aunque se pueden presentar a cualquier edad y condición.

Ante un paciente con ITS siempre debemos preguntar por prácticas sexuales de riesgo (número de parejas, uso del preservativo, relaciones homo o heterosexuales, sexo oral y anal).

En el examen inicial se ha de realizar una exploración genital y oral detallada, en busca de ITS simultáneas, y una exploración general para detectar adenomegalias y visceromegalias que descarten una afectación sistémica.

En todo paciente con ITS debemos solicitar serologías para los virus de la inmunodeficiencia humana, virus de las hepatitis B y C y sífilis.

Debemos aprovechar la visita para hacer educación sanitaria y recomendar el uso del preservativo.

Siempre que sea posible intentaremos el tratamiento en monodosis en la propia consulta, para asegurar el cumplimiento.

Para evitar la progresión de la enfermedad y evitar los contagios, es fundamental tanto el diagnóstico y el tratamiento como el consejo y seguimiento de las personas infectadas y de sus parejas.

Hemos de localizar y tratar a los contactos sexuales recientes (según el período de incubación de la enfermedad).

También es importante identificar a las personas infectadas asintomáticas, especialmente para evitar la enfermedad inflamatoria pélvica en la mujer generada por la infección por clamidia o gonococo.

Debemos hacer educación sanitaria, recomendando evitar las relaciones sexuales hasta la curación completa, y el uso de métodos barrera en todo tipo de relaciones esporádicas.

En los programas de prevención de ITS se ha recomendar la vacunación de las ITS prevenibles (vacunas para la infección por VHA, VHB y VPH).