Hasta un 20% de los pacientes que son hospitalizados con diagnóstico de ictus habían presentado un episodio previo.

Los anticoagulantes de acción directa son los fármacos de primera elección en la prevención secundaria de ictus cardioembólicos en el contexto de fibrilación auricular no valvular.

La mayoría de los ictus recurrentes comparten el mismo mecanismo etiopatogénico que el episodio anterior, por lo que las recomendaciones de prevención secundaria deben orientarse en función de este.

La modificación de estilos de vida con promoción de hábitos saludables es imprescindible en el control de los factores de riesgo vascular tras un ictus/AIT.

Los fármacos antiagregantes plaquetarios han demostrado reducir la incidencia de ictus de origen aterotrombótico.