La fractura de cadera supone un importante impacto tanto para los pacientes que la sufren como para el sistema sanitario.

La expectativa de envejecimiento poblacional hace suponer que su incidencia aumentará en los próximos años, fundamentalmente en los más mayores y en varones.

Solo uno de cada cuatro pacientes puede andar sin ayuda al año de la fractura femoral.

Al año de la fractura menos del 50% de los pacientes son capaces de realizar las actividades cotidianas que realizaban antes.

Los pacientes que han sufrido una fractura de cadera, a pesar de ser de alto riesgo, muy a menudo no son correctamente evaluados, ni reciben tratamiento adecuado.

Disponemos de medidas no farmacológicas y tratamientos farmacológicos que reducen el riesgo en estos pacientes de nuevas fracturas tanto vertebrales, como no vertebrales y de la cadera contralateral.