El hallazgo de una anemia es muy frecuente en la práctica diaria. Para su correcto estudio y diagnóstico etiológico es muy útil la tipificación morfológica, porque permite tener diferentes hipótesis diagnósticas iniciales y racionalizar las exploraciones complementarias subsiguientes.
En el grupo morfológico de las anemias microcíticas, la más frecuente es la anemia ferropénica. Su constatación obliga al estudio de su causa, independientemente del tratamiento de reposición con hierro oral que se efectúe. Éste sólo está justificado si se demuestra ferropenia, ya que puede dificultar el diagnóstico de una anemia por enfermedad crónica.
En nuestro medio, descartada la anemia ferropénica, debe considerarse como siguiente posibilidad la betatalasemia minor, que debe comportar un estudio familiar y consejo genético.
El hallazgo de afectación de más de una serie hematológica es un signo de alerta de posible afectación de médula ósea que exige un estudio hematológico especializado.