El término “fiebre sin foco” hace referencia a cualquier enfermedad febril aguda de ≤ 1 semana de aparición en la que no ha sido posible esclarecer su etiología, tras una historia clínica y un examen físico completos.

La mayoría de los cuadros febriles sin foco aparente se deben a enfermedades comunes con manifestaciones o presentaciones atípicas, más que a la presencia de una enfermedad rara.

Las causas identificables de los síndromes febriles varían en función de la edad de los pacientes, el ámbito geográfico analizado, la exposición potencial a agentes infecciosos, la susceptibilidad del paciente concreto a las infecciones y la disponibilidad y accesibilidad a diferentes técnicas diagnósticas.

En población general los grandes grupos de enfermedades que explican la mayoría de los cuadros febriles son las infecciones, las enfermedades inflamatorias no infecciosas y las neoplasias.

Los medicamentos son también una causa potencial de fiebre, y por tanto debe considerarse la interrupción temporal de cualquier medicamento nuevo sospechoso.

La mitad de los pacientes con cuadros febriles pueden quedar finalmente sin un diagnóstico etiológico, aconsejándose en ellos una vigilancia expectante, dado que la mayoría suelen tener un buen pronóstico e incluso una remisión espontánea.