La función del sistema inmunitario humano puede verse alterada por múltiples enfermedades que, fundamentalmente, deterioran la función de otros sistemas orgánicos.

La disfunción inmunitaria secundaria provoca un aumento de la incidencia de infecciones y neoplasias malignas y la aparición de enfermedades autoinmunes.

Las causas más importantes de disfunción inmunitaria son las anomalías bioquímicas, las exposiciones ambientales, diferentes trastornos médicos y las infecciones.

Los pacientes inmunodeprimidos representan un amplio espectro de alteraciones inmunitarias.

La prevención de las infecciones es de suma importancia para la cada vez mayor población de receptores de un trasplante de órgano sólido.

El riesgo de adquisición de una infección y la incapacidad para prevenirla mediante vacunación están directamente relacionados con el “estado neto de inmunodepresión” del paciente.

Todas las vacunas indicadas se deberían administrar a los pacientes adultos con cáncer antes del inicio de la quimioterapia, antes del tratamiento con otros fármacos inmunodepresores y antes de la radiación o la esplenectomía, cuando sea posible.

Los tratamientos biológicos que inhiben la función inmunitaria presentan la posibilidad de provocar graves efectos inmunológicos involuntarios, como un mayor riesgo de infecciones o el desarrollo de tumores malignos o enfermedades autoinmunes.

Los pacientes con enfermedad reumática inflamatoria autoinmune presentan un mayor riesgo de infecciones graves que, probablemente, se debe tanto a la disfunción inmunitaria relacionada con la enfermedad como al uso de fármacos inmunodepresores.

Los pacientes inmunodeprimidos que planean viajar al extranjero deberían ser evaluados por un especialista en medicina de viajes familiarizado con la situación de inmunodepresión y los medicamentos del paciente, para programar las vacunas correspondientes.