En esta revisión, forzosamente somera y esquemática dada la amplitud del tema a desarrollar, se resumen brevemente los aspectos históricos generales y las implicaciones para la salud de los diversos componentes de la llamada "dieta mediterránea", integrando en lo posible las evidencias epidemiológicas y metabólicas que han puesto los presuntos hábitos alimentarios de los países ribereños del mar Mediterráneo en el punto de mira de epidemiólogos, nutricionistas y médicos de diversas especialidades de todo el mundo, además de agricultores, economistas de la salud, medios de comunicación y, por último pero no menos importantes, amplios segmentos de la población del mundo llamado occidental, que desde hace unas décadas incluye también los países europeos del Mediterráneo. Si estos últimos se interesan también por la dieta mediterránea, es tal vez porque su creciente poder adquisitivo, junto con la amplia disponibilidad actual de alimentos frescos y transformados, ha comportado unas claras desviaciones del patrón alimentario de sus abuelos o, para los que nacieron en la primera época de la posguerra española y europea, del de su infancia. Por esto, cabe preguntarse si hoy día existe realmente alguna capa significativa de la población de la Europa mediterránea que sigue realmente la dieta que se le atribuye.