La prescripción social promueve el capital social y ofrece respuesta a problemas de soledad o aislamiento social desde una perspectiva comunitaria.

Contribuye a hacer frente a problemas de salud mental más frecuentes en la atención primaria de salud y ofrece una alternativa a la medicalización de problemas derivados de causas sociales.

La prescripción social es beneficiosa para personas con bienestar emocional bajo, que se beneficiarían de un incremento de actividad y red social y que es poco probable que hagan cambios por sí mismos.

En España, ocho comunidades autónomas desarrollan la prescripción social adaptada a los distintos contextos locales y con distintas nomenclaturas: recomendación de activos, prescripción social de activos, etc.

En Cataluña, el Programa Prescripción Social y Salud utiliza la web “Actius i Salut” para el mapeo de activos de la comunidad y se incorpora el registro y la evaluación de la prescripción social en la historia clínica informatizada de la atención primaria.

La evaluación consiste en la valoración de mejoras del bienestar emocional y el apoyo social a las personas que han acudido a la actividad recomendada.

En el Programa Prescripción Social y Salud participan diversos agentes que pueden ser comunes al desarrollo de una estrategia de salud comunitaria en un territorio como son los servicios de salud pública territoriales, los ayuntamientos, las asociaciones y entidades.