Evaluar si una actividad para la promoción de realizar voluntades anticipadas influye en la atención a las personas mayores al final de la vida.
DiseñoEnsayo clínico aleatorizado, de 6 meses de seguimiento.
EmplazamientoUn hospital universitario de Melbourne, Australia.
Población de estudioTrescientas nueve personas de 80 años o más que estaban ingresadas en el hospital. Fueron excluidos pacientes con expectativas clínicas de alta o fallecimiento antes de que se pudiera realizar la intervención, que dispusiesen de voluntades anticipadas, y los no competentes.
IntervenciónTras selección al azar, 125 de 154 y 154 de 155 personas fueron asignadas al grupo intervención y control, respectivamente. El grupo intervención recibió información y apoyo, por personal especializado no médico, para establecer sus voluntades anticipadas sobre los cuidados que deseaban recibir al final de sus vidas. El grupo control no recibió ninguna actividad de fomento para la realización de las voluntades anticipadas.
Medición del resultadoGrado de cumplimiento de las voluntades anticipadas en los últimos días de los pacientes que fallecieron. Grado de satisfacción y niveles de estrés-ansiedad de los familiares con los cuidados recibidos por las personas al final de su vida, determinado por la escala de impacto de eventos vitales y la escala hospitalaria de ansiedad y depresión.
Resultados principalesEl 86% de las personas del grupo intervención expresó sus voluntades anticipadas; solo el 56% lo realizó por escrito. De los que expresaron voluntades anticipadas, el 49% no deseaba reanimación cardiopulmonar, el 17,6% dejaba la decisión al respecto al médico o familiar, y el 28,1% deseaba la reanimación si el resultado pudiera ser bueno. Respecto al mantenimiento de los tratamientos para prolongar la vida, el 36,1% de los anteriores dijo que no, y el 23,1% traspasaba la decisión al médico o familiar. Se produjeron 56 exitus (29 y 27 grupo intervención y control, respectivamente) en los 6 meses de seguimiento. En el 86% y en el 30% de las personas que murieron del grupo de intervención y control, respectivamente (p < 0,001), se conocían y respetaron sus voluntades anticipadas. El 83% de los familiares del grupo intervención, y el 48% del grupo control, estuvieron satisfechos con los cuidados recibidos por los pacientes al final de la vida (p < 0,01). Se estimó que el 0% y el 19% de los familiares del grupo intervención y control, respectivamente, presentaban alteraciones emocionales (p < 0,01), y que el 0% y el 15% del grupo intervención y grupo control (p < 0,01), respectivamente, tenían riesgo de desarrollar una alteración postraumática tras el fallecimiento de su ser querido.
ConclusionesLa promoción para establecer voluntades anticipadas favorece que éstas se realicen, sean conocidas y tenidas en cuenta en los cuidados al final de la vida de la personas mayores. Ello conlleva, además, mayor satisfacción de los familiares con la atención.
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